miércoles, 11 de agosto de 2010

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Sábado | 27.03.2010  


Presidencia de Obama revive con reforma de salud y tratado de desarme nuclear con Rusia.
Relanzando un mandato que se decía estaba estancado, el presidente de Estados Unidos logró dos sucesos históricos en una semana luego de una serie de contratiempos y reveses que habían cuestionado la capacidad del mandatario.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, logró dos sucesos históricos esta semana con la reforma del sistema de salud estadounidense y el primer gran tratado de desarme nuclear con Rusia desde la Guerra Fría, relanzando un mandato que se decía estaba estancado.

"Qué semana que fue ésta", comentó el portavoz de la Casa Blanca Robert Gibbs, luego de que el 44 presidente de Estados Unidos concluyera una llamada telefónica con su homólogo ruso Dmitri Medvedev que ultimaba detalles de un nuevo tratado START de reducción de armas atómicas.

En seis días, dos de las mayores ambiciones del gobierno de Obama se hicieron realidad, luego de una serie de contratiempos y reveses que habían cuestionado la capacidad del presidente de cumplir con sus promesas electorales de cambio.

"Esto demandó paciencia. Esto demandó perseverancia. Pero nunca bajamos los brazos", dijo Obama el viernes al anunciar la firma de un tratado de desarme nuclear con Rusia. 

Durante la promulgación el martes de la reforma de salud, que culminó una dura batalla política que duró un año entero, Obama había afirmado que "no somos un país que hace lo que es fácil".

Estos éxitos cierran un paréntesis de tres meses donde el jefe de Estado recibió los golpes del fracaso de la cumbre del clima en Copenhague, el atentado fallido contra un avión de pasajeros en Navidad y la pérdida de la mayoría demócrata en el Senado.
Esta semana Gibbs señaló en varias ocasiones que los dirigentes extranjeros que habían hablado recientemente con Obama lo habían felicitado por su reforma del sistema de salud.
De hecho, según analistas, la imagen de un presidente fuerte podría ayudar a Obama a lograr superar obstáculos aún más complejos. 

"Cuando un presidente se desenvuelve mal en Estados Unidos, se lo respeta menos en el extranjero", estimó Julian Zelizer, especialista de historia política en la Universidad de Princeton (Nueva Jersey, noreste). Obama, que había sido criticado por los republicanos por su supuesta tibieza en la política internacional, demostró firmeza esta semana en uno de los asuntos más sonados de su campaña: el conflicto de Medio Oriente.

Una tensa visita del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu a Washington fue la ocasión para pedirle a los israelíes "construir la confianza" para relanzar el proceso de paz con los palestinos.

"Muchos demócratas y algunos republicanos temían que (Obama) fuera un gran orador, que reflexiona y sabe hacer campaña política, pero que no fuera particularmente firme", subraya Zelizer.
No obstante, este fortalecimiento del prestigio de Obama tendrá que superar aún las pruebas de la relación con China y su política monetaria y de la cuestión nuclear iraní.
El destino político del presidente y premio Nobel de la Paz 2009, como el de sus predecesores, depende del crecimiento de la economía y de la creación de empleos, con una tasa actual de desempleo del 9,7 por ciento.

La conyuntura económica y el impacto de ésta en la popularidad de Obama -actualmente por debajo del 50 por ciento según varias encuestas- tendrá también consecuencias en las elecciones legislativas de noviembre donde los demócratas temen grandes pérdidas.

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